jueves, 5 de julio de 2007

El sonido de la Imágen



El 19 de abril de 1999 fue lanzado el álbum Bury the hatchet, uno de los más notables trabajos discográficos de la banda irlandesa The Cranberries; la carátula del mismo me daría palabras suficientes para la construcción de un vasto texto y no sólo en un área: la música, lo no real, acerca de pensamientos puramente introspectivos, todo un debate filosófico de lo que llega a transpirar por medio de su composición, y lo mejor sería que aún cuando hablo desde distintos enfoques estaría hablando sobre el mismo tema, así, comenzaré por una breve descripción de lo representativo en cada una de las imágenes, luego haré una transición de la imagen al nombre del álbum y por consiguiente al contenido musical del grupo, y consideraría inconcluso todo análisis sí no llegara a mencionar al creador: Storm Thorgerson.

Es muy difícil para mi separar los elementos compositivos de la imagen, en algún momento aunque sólo estén diferenciados dos planos principales, se mezclan de tal forma que ambos son totalmente dependientes el uno del otro, el escenario es al parecer un desierto, aparentemente perpetuo, donde es bello diferenciar el horizonte, aquella línea que separa al cielo de la tierra; en su inmensidad y para dar un balance sigiloso en la parte derecha unas montañas: el infinito siempre propondrá ser algo en su vacío absoluto, la idea del no fin me asusta, aquel fondo no podría hacer nacer nada más fuerte que la sensación de que no se llegará a algún final, sin embargo, aquel degradé de azules hace que se encuentre una extraña calma, una dicotomía constante entre el temor y la pasividad. En el plano principal un hombre vigilado por la constante de un ojo, el cual representa las miradas incesantes, los prejuicios, las críticas, mirada que al parecer no necesita parpadear, logra que el hombre se sienta infeliz, perseguido, encerrado en un mundo sin fin, es de señalar como a pesar que se encuentra en un espacio perenne no logra tener escapatoria. No obstante en la contraportada del disco el individuo parece haberse cansado del constante juicio de la mirada y toma otra actitud, en el mismo lugar sin tener que huir, se pone en pie y toma una actitud mucho menos sumisa, y ante esto el ojo sólo se queda sorprendido más no desvía su mirada; el título Bury the hatchet es una expresión que quiere decir algo como hagamos la paz, y la canción correspondiente a el título de álbum es su sencillo Animal instint, hablando acerca de eso que todos tenemos dentro, el instinto animal.

Thorgerson trabaja de forma admirable, según lo que leí, primero tiene que sentir la música, después de haberla entendido hace una traducción a su lenguaje, las artes gráficas, Thorgerson es un fotógrafo estadounidense, reconocido por muchos de sus trabajos, entre los más nombrados están las portadas de varios álbumes de Pink Floyd, incluso podría hacer la relación en un trabajo conjunto como éste con el trabajo de un diseñador industrial, todo es representable dentro de todas las áreas, así, un compositor podrá plasmar toda una ópera después de ver un cuadro de arte, o un artista representar las notas dentro de su escultura, lo complicado es llegar a sentir tanto y hacer una asociación apropiada acerca de qué nota será azul, o qué forma tendrá el vacío, y el mejor ejemplo que tengo a la mano, del cual ya saben mis compañeros de clase, sería el célebre Wassily Kandinsky. Me parece prudente concluir hablando de la importancia del mensaje, y de la congruencia de un trabajo que es puramente gráfico con uno que es musical, para mi lo puramente formal en éste caso no sería la prioridad, sino que comunique de buena forma el contenido del disco, sin embargo me parece una portada atractiva que logra ambas cosas, por medio de la fotografía, Thorgerson logra una composición surrealista y da a entender el contenido del álbum Bury the hatchet.











Para BacaB

Por Oriente
Santiago Valles Kurmen
E.D.I.

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